20110405

Misión y destrucción.


Contextualización;

Nota hallada en bolsillo de un vagabundo en las costas de pacifico sur.

1ªKOZ Oficinas del MRß

Llevo tiempo detenido en mi habitación, Samanta me recuerda a otra mujer, cuyo rostro no puedo traer a mi cabeza en este momento. Sean quien sea me embriaga la soledad y un hombre de mi edad ya no esta para cosas como estas, quisiera ver mi rostro, pero no tengo la certeza de saber cuando fue la ultima vez que lo vi, solo puede verme reflejado en las copas y el fondo de los vasos que termino, siempre uno tras otro. Ahora tomo mis notas que traje, en ella solo hablan de crímenes y casos que nunca logre resolver, fui un hombre sabio al guardarlas. Tengo la impresión que alguno de ellas me servirá un día de estos. Por ejemplo, encontré esta nota de un caso de Barrancones, un tipo que alucinaba y que buscaba a no recuerdo quien, solo se que le perseguí por mucho tiempo, hasta que un día di con el. Viaje hasta su posición y me lo encontré, me grito cosas si sentido luego metió la mano al bolsillo y dispare, creí que llevaba un arma, me acerque y tome la nota y leí Fiebre en el vientre, cuando intente seguir revisando el cuerpo este ya no estaba. El texto decía lo siguiente – leyendo en silencio, su rostro se aclaro y el vigor cogió mi alma, era un joven nuevamente y decía en voz alta en la oscura habitación de un motel, recito las palabras tan alto que se podía escuchar tras las paredes, con tanta emoción que las paredes crujían de dolor mientras el decía: <<Fiebre en el vientre. El reposo nunca es bueno para las almas que purgan en esta tierra y los reposos en cama con una letanía y un castigo para los caminantes. Me encuentro en un mar de sabanas y una colérica situación, un sin sentido, un rumbo perdido, una nariz rota y una final abismante. Al cual quiero rehusarme llegar. ¿Estoy frete a mi litera o bajo ella, Escondido al asecho? ¿En realidad fue echo para esto? Solo una idea en mi cabeza. Se que algún día mi cuerpo se elevará tanto que mi silueta eclipsara el cielo y todo los hombre vivirán a mi sombra. Pero eso será tan solo cuando el sol se funda en mi y yo en el. Peor para mí ¿cuando habré de ver el sol? ¿Cuando veré el sol? ¿Cuando saldré de esta celda? ¿Cuando este calvario me habrá de dejar respirar? ¿Cuándo esta vergüenza ya no será parte de mí? ¿Cuando el desafío será menor o cuando tu vientre este junto al mío? ¿Cuando saldré de acá? O mi dios que aclamo por nombre y que grito en el silencio, porque me haz enviado a esta tierra de arrogantes. Todo es confuso, solo al mirar hacia atrás, veo el vacio que me inunda y una briza que acaricia mi cuerpo entumeciéndome y erizando mi cuerpo. Porque mi dios, por que he vivido toda esta vida en la oscuridad y en ignorancia, porque esperaste el día de muerte para hacerme ver el sol>>

¿Qué es eso? – dijo el tipo, que mientras leía se había transportado al instante al cual se refería la carta, no al instante en que el recogió la carta, sino al instante al cual se referían cuando se escribieron estas letras. Parecía que algún tipo de residuo le llevaba lejos de su habitación, lejos muy lejos. Tanto que olvidaría por un momento quien realmente era.

Levantándose un hombre se veía a lo lejos, su cuerpo desnudo derramaba sudor, mientras el viento de la colina secaba y rodeaba su cuerpo, parecía que se tratarse de una especie de árbol, sus pies parecen estar enraizados y su figura armoniza con las montañas en pasto y el mar de fondo – para el hombre con su carta en la mano, esto solo era un mal chiste de alguna de las ingestas de narcóticos que solía consumir - ¿Qué demonios? Dijo el viejo queriendo levantarse. El hombre, se queda en pie junto a la brisa, de gusta pero le teme, el sol brilla sobre su cuerpo y una viscosidad le recorre de punta a cabo. Se entumece y se vuelve a meter a su cama, de la cual nunca se levanto, ya nada le era cómodo o satisfactorio. El ver a aquel hombre parado en ese lugar le causaba una familiaridad extraña y aquello sobre los viajes que huelen a recuerdos añejos que no conjugan con su vejez. Sus delirios y su incongruencia le ataban a la aniquilación de sus demonios y lo llevaban a la vanguardia de la modernidad preso de su locura. La desesperación de la supresión de ideas y la coeducación de sus recuerdos le causaron una tibia sensación al estar frete al risco aletargado y desnudo, los recuerdos no hacina mas que confundir su conciencia y de llevarle poco a poco a la demencia senil ¿pero era el realmente quien estaba frente al risco? Tan solo una cosa podría asegurar dicha disyunción, su cuerpo parecía libre y las ideas que anclaban sus pies al borde se liberaron dejando elevar aquella silueta en le horizonte y dejando que su cuerpo se envolviese en brisa, peñascos y sangre.

Mas tarde solo por la calzada del callejón en el cual le aguardaba su vehículo, un tortuoso cuerpo se deslizaba entre la vereda y paredón, a lo lejos un hombre tapizado de gris espera frete a su vehículo, mientras este deambula a duras penas trastabillando paso a paso, con una lastimera silueta se deja entre ver por el alumbrado, que ya a esa hora de la madrugada cesaban de funcionar aunque el sol aun no apréciese. Entre la neblina invernal y la ceguera de la distancia el joven logro divisar a su acompañante que al parecer venia mal herido. Sollozaba entre dientes – vientre – fue lo único que alcanzo a escuchar cuando este desfalleció frente al ultimo alumbrado con luz a esa hora. Su cuerpo llevaba costras secas en la cara y sobre ellas un rio de sangre y borbotones humeantes de sangre fresca que emanaban como idea que fluían de entre su sien. Su puño apretado reservaba en su interior un mezquino coagulo de sangre que dejaba verse entre sus dedos que perdían fuerza. El muchacho apuro el paso y detuvo el cuerpo antes de caer, con un movimiento de arte japonés, levanto poco antes de llegar al suelo, y lo hecho al hombre y lo arrastro hasta le vehículo, no titubeó ni flaqueo. Lo dejo postrado sobre el automóvil y registro los bolsillos de este para buscarle las llaves. Tembloroso, no las hallo y el moribundo cuerpo golpeo con su puño el vehículo abriendo las puestas de este, dejando caer un trozo de carne sangrante, pareciera un órgano humano o algún animal, el muchacho poco hábil en la identificación de órganelos, siguió su paso para acudir pronto a servicio asistencial. El MR tiene ageste par cubrir casos como este ubicados en varias parte de la ciudad, pero en la periferia no ahí ninguno a corta distancia.

Tomando al bulto, lo amarro al asiento y clavo el pie en el acelerador. Sin frenar en la curva estropeo la pintura, mientras seguía acelerando. Una mujer de prominente apariencia estaba posada frete al bar que a esa hora comenzaba a despedir a los últimos rezagados de la noche. La mujer reconoció aquel auto, y logro discernir entre la pintura arrancada de un borde y la sangre que permanecía anclada como aceite a la parte posterior del auto, esta evidenciaba que donde estuvo detenido tuvo que haber dejado una prominente posa. La mujer corrió tras el auto, y se arrodillo para tocar la sangre que aun estaba tibia, a pesar del frio que caracterizaba a esta zona de la ciudad. Levanto la mirada, la cual se cruzo con la del joven conductor que vio las hermosas piernas que esta llevaba en cima por le espejo que colgaba, antes de caer en la siguiente curva y los consiguientes obstáculos.

Presumiendo que llegarían a buen puerto, el joven seguía esquivando señales de alto y luces de colores en los semáforos, todo pasaba rápido, pero lo que no causaría ninguna buena espina seria la viscosa sangre que corría bajo sus pies, su compañero parecía haber perdido demasiada sangre como para sobrevivir al ataque que recibió. Al mirarlo, un camión cruzo y los frenos no se hicieron esperar, el movimiento fue tan fuerte que el cuerpo se sacudió de tal manera que el parabrisas quedo con una estampa bermellón. El golpe dejo la cabeza mirando al piloto, sus facciones no indicaban dolor, mas un sonrisa se deja entre ver, de los nervio el muchacho saco un cigarrillo, pero no tenia, reviso la chaqueta de su compañero y entre capas de su ensangrentada chaqueta logro conseguir lo que buscaba. Encendió el cigarrillo y giro la cabeza de su compañero.

Por mi cabeza, estaba su sola imagen perfecta, nunca supe realmente que era lo que mas me atraía de ella, si su risa o sus labios, sus ojos o sus piernas. Solo se que añoro esas caminatas y recuerdo haber muerto mas de una vez por defender su honor. Recuerdo incluso la última vez que morí por ella, aunque la idea de no poder lograr mi cometido, no poder morir me era un fastidio. No solo me causaba estupor la idea de no entender porque me sucedían cosas como aquella. Pero aunque tarde lo recordé pude unir por fin quien era quine escribió dicha carta y comprendí cual era mi destino. Y recordé al hombre que un día frente a su puerta el me gritaba desde su cama:

<< Eh! Tú que estas en la puerta, ven. Camine al umbral entonces, mientras el escucho mis pasos y decía – no temas muchacho sigue avanzando que no quiero gritar, no seas tímido. Llegue hasta su habitación, traspasando la puerta cuando el dijo. – Quédate hay y escucha, Si respondí. Escucha ¿Qué? ¡Solo un momento, escucha! ¿Qué? Pensé que el viejo estaba loco, además ya no era un muchacho, creí ser todo un hombre, entonces el dijo – No te gusta pararte en la puerta a escuchar a los pobres viejos hablar estupidez aguanta un poco ¡Muchacho! ¿Solo quiero preguntarte algo? ¿Qué? Respondí con suspicacia ¿Conoces la brisa?

Sabes lo que es oler la fiebre en el viento. O lo que es res fregar el aire entre la pólvora un vientre el hambre y la sangre que hierve y se drena PO R LOS CAMINOS Y POR TUS PUÑOS –

¡ SABEEEEEEEEEN……..!

DIGAN….

RESPONDE MUCHACHO

SE QUE SOY UN VIEJO CIEGO. (METIENDOSE LOS DEDOS EN LA FISURAS NE SU ROSTRO)

<> MIRAME a la cara, y responde ¿que soy? Tu cuerpo que te lo pide.

Has sentido el sol quemándote las pupilas. Has sentido la corriente pasar por tu cuerpo, estos es que me faltan me recuperan a los tanque que ordene destruir. Y por la “paz” que luche

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