20110405

CAPITULO IV

La Tierra

Tortuoso recibimiento.

Ya habría pasado una eternidad y no quedaba vestigios en su mente sobre su misión. Su cuerpo casi humano, su mirada casi triste, su alma casi destrozada y sus dientes apretados. Confundido, mendigó por calles inhóspita y desolada. Las calles llenas de gente y de miles de cosas a las cuales puede contemplar, aun así sus dientes y su vientre decían algo más que su boca y su voz se negaban a susurra “salud y vida”. Llevaba consigo puesto un abrigo y un par de bototos, no recuerda cuanto tiempo lleva en eso. Su misión es lo que menos le preocupa en este instante.

Fue entrenado para soportar todas las inclemencias y atrocidades, pero pareciera este una real situación o un algo fallo. Su mente temerosa no sabia que hacer, su cuerpo era un arma de destrucción y su mente no reacciona. Una maquina para absorción información, llega a la tierra y posee en una metrópolis promedio alrededor de 15 millones de mentes diferentes, ciento de millones de ideas procesándose en cada instante. Aunque el radio de penetrar la mente de los simios no superaría los quinientos metros en una Acrópolis del la primera era del Kaos no solo deberían estar atentos a la población simia que circunda dichas localidades con millones de procesos sinápticos mas canales de radio de onda corta y larga. Todo tipo de señales e información recibía, no sabe cuanto tiempo lleva acá en eso. No logra asumir si acaba de llegar o si lleva una eternidad en este lugar, su simbiótico más hábil por otra parte, poco tiempo le toma asumir características de algunos simios que le rodean. Escondido en alguna callejuela, un hedor emana e impregna su cuerpo, los residuos de fluidos del proceso de viajar se evaporar, su cuerpo comienza a arder y las ideas se empiezan a esclarecer. Pero hay algo que no anda bien. No esta solo, con los simios, hay otros simbiontes pero sus codificaciones no corresponden a Kurilintraba ni a ninguno de los pabellones que esta configuran.

Mientras los niveles de estrés le llevan a vomitar, codifica algunos mensajes entre aun una confusión de mensajes y de sinapsis que llegan a cada instante. Decide ir más lejos.

En su cabeza; Mientras su cuerpo se revoloteaba por las callejuelas y sus brazos apretaban por debajo de su pecho, haciendo presión en la zona que correspondería a las costillas, protegía su simbionte y este a su huésped. Su vientre crujía, no comprendía a nada que antes a este hubiese logrado sentir o procesar. Nada le parece familiar y decide huir, sintiendo que un error de cálculos lo llevase a una posición inequívoca para su misión, lo primero que hay que hacer en estos caso es materializar camuflaje, hemos estado en peores situaciones y simbionte jamás deja de estar listo para una misión, por ello materialice una abrigo y un par de botas, sentí la presencia de observadores, la parecer mi actitud no estaba siendo la adecuada para ese lugar a rallas, Salí raudamente camuflándome entre la muchedumbre, estos simios me causan nauseas, no soporto su hedor sus voces me repugnan y sus prehistóricas maquinarias de transporte me son simplemente insignificantes, ningún tipo de maquina de esta era o de alguna otra puede llegar a ser tan eficiente como yo. Cuando estaba a punto de llegar a un lugar a salvo un simio me hablo, ese animal sujetaba con una cuerda a otro igualmente de involucionando, es horrendo viste sobre su cuerpo otro animal desollado y su olor es simplemente repugnante había estado en situaciones completamente extremas, pero ninguna tan difícil y atroz, se hacen llamar humanos, peor solo simios son (vomito).

He tenido que transportar mi cuerpo a un lugar mas desolado de simios, sin más que este trozo de tierra tan abrumador. Ese cielo que no cavia en mi cabeza, (nunca nada fue tan imponente. Ni las miles de torturas que tuvo que pasar antes de llegar a acá, ni los látigos que recibió. Ni los tortuosos métodos para hacerlo viajar en el tiempo, fue tan tortuoso como ese instante frete al cielo). Frente al sol, que se enclava en el cielo y que martiriza con solo una breve mirada. Sus ojos se hacían de cera frente él, y sus pulmones no se llenaban de aire su piel sentía el aire que le envolvía, con brisas encandilaste y una breve brisa entraba entre su espalda y en sus ojos que miraba anclados en el cielo ese sol que abraza y tortura, ese aire que seca y quema. Por primera vez sentí que había logrado desconectarme de todo.

Hay plasmado en cielo y le aire, sol contemplar era su visión. Su cuerpo chocaba entre la multitud, que contra él avanzaba, y esos susurros que resonaban en sus oídos, jamás pensó que seria así. Mientras su cabeza viajaba por las mentes de todos a los que alcanzo a procesar en su pequeña incursión a la “ciudad” su cuerpo de frete al sol, sus pies enraizados al borde de un risco desnudo y con los brazos abiertos, el simbionte jamás estaría mas libre. Tan solo los tentáculos quedaban en su cuerpo huésped mientras el resto oscila a la briza y al acantilado. Procesar esa información y reconstruir cada situación para una agente es cosa de instantes, sin embargo para un simple simbionte lleva un tiempo considerable, es por ello que es mejor hacerlo alejado.

Estaba retratado en la superficie del planeta tierra a millones de años de mi lejana Kurilintraba, dispuesto y esclareciendo mi misión.

Tengo algún tipo de conversación con algún sujeto, a pesar de ser un simio este posee un particular hedor que no me es repugnante, a pesar de poseer una simbionte como el mío, puede comunicarse conmigo sin tener que usar los medios prehistóricos de los “humanos”. Pero estoy en algún tipo de catarsis no puedo hacer corresponder mi cuerpos y materializar nada. Algo sucede.

- Hey, hey

Veo unos dedos agitándose frete a mi cara. A tras luz esta este tipo. ¡Mi simbionte, donde esta mi simbionte! ¿Qué sucede? Ha, ahgarrr… (Una luz atraviesa su pupila dilatada)

- ¡Responde! Donde esta John. _ no puedo mover mis brazos giro mi cabeza para ver mi simbionte pero se que esta hay pero no responde. Que ha pasado, cuándo tiempo me desconectado de mi cuerpo y mi misión.

Si esta rata no responde trae el dispositivo y lo freímos como al resto. – Vamos a ver como grita esta rata, dinos que paso. – lo juro (porque dije lo juro) no se nada, no se nada. No se nada de ningún John. – miente, esta rata miente, fríele – ha!

Que sucede, que esta sucediendo. Veo nuevamente a ese sujeto, algo intenta decir. – Disfruta el viaje. ¿Qué viaje? ¿Sabrá de vengo de Kurilintraba?

Mientras yacía tirado como un naipe más de la baraja sobre la mesa de juego, el azar cobraba su parte en el juego. Una viaje le lleva mas espeluznante que el anterior le lleva a pasearse por los recuerdo de sus compañeros de pabellón, todos viajaron con diferente fechas y lugares, sin embargo a todos los terminaron atrapando, y los recuerdo no terminan hay, van mas atrás. Ha un tiempo anterior y a un lugar completamente desconocido por él.

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