20110405

De simio a simio

De simio a simio

Nunca fui el mejor de la clase, aun así termine después de largos años mi carrera en la escuela de leyes, pero para mantenerme vigente durante ese tiempo, me desempeñe a temprana edad de guardia, luego me ofertaron hacer un curso de especialización en armas y en vigilancia, en eso estuve poco mas de dos años. Necesitaba dinero para costear mi carrera, estudia y asistía a la corte de madrugada y pasado media tarde asistía a mis cursos de tiro y espionaje. Después de estos dos años estaba atrasadísimo en la abogacía y pensé que jamás saldría de ella. Fue cuando decidí entrar a la academia de investigación mis cursos y capacitación laboral en manejo de armas y espionaje me ayudaron a calificar, tengo buen estado físico y las pruebas de la academia de abogacía son mil veces más complejas que la de admisión para investigador. Ahora bien no recuerdo bien como llegue a estas fuerzas, sin embargo el pago es bueno y es una trabajo que nadie debe saber que lo ejerces es por ello que tengo problemas en la academia de abogacía por que me perdía por semanas y no lograba estudiar lo suficiente para esto. En la escuela me especializaron en una especialidad de “Brutal Killer” nos entregaron un arma con una especie de gancho y nos ponían señuelos a los que arrancábamos una especie de escarabajo que llevaban en el pecho agarrados. Nunca entendí como y porque había que hacer eso. Usábamos una señal de radio sin sentido, después Fergus se le ocurrió montar música sobre ella. Así que escuchábamos lo último en electrónica mientras atrapábamos a tipos que deambulaban por la ciudad. Creo que Fergus desapareció en una misión o vio algo que no le gusto y no volvió a asistir más a las filas de la escuela.

En la escuela cuando entrenamos usamos una ropa ajustada a la piel con un MR estampada en el brazo y un protector en el pecho. El protector del pecho posee un placa que sube por el cuello y por sobre las orejas se proyectan los visores, que nos hacen ver lo que ven nuestros colegas, enviar y recibir información. Deje de ir a la escuela por un tiempo para poder titularme de abogado, ahora de día soy abogado y de noche sirvo al ejército de la MR. Aun no se que signifique, pero la paga es buena y recibe un informe de un veterano de la policía, dicen que a participado en varios combates y que tiene la experiencia suficiente para ser mi compañero. Debo recogerlo en la oficina llegara a las 4:30 a las dependencias de MR, llegue temprano para buscar mas información de él en los registros, pero no tiene fecha de nacimiento y solo hay una plana visible el resto de la información esta restringida, veo la foto para ver como esta, y mientras digito el numero de su tarjeta en la red, veo sus ultimas transacciones. Veo que compra bastante licor, cigarrillos y revistas de ciencia ficción. Cargo combustible hace dos días, el estanque debe ser una maquina gigante para tanto combustible que compro – revise su dirección anterior y el periódico informa sobre un incendio en esas dependencia hoy en la mañana – no puede ser él tendría que haber viajado sobre doscientos para haber cometido el acto y llegar acá a tiempo. Reviso su coartada y esta comprando en un hotel de la ciudad. Esta a la entrada de la ciudad en la periferia, entre maleantes y prostitutas, drogadictos y viciosos varios. La máxima elite de nuestra sociedad, veo que tendré trabajo con este tipo.

Mi olfato de hombre de la ley me hace sospechar de todos, aunque sea mi compañero. Sin embargo no le puedo culpar por los incidentes que perfectamente podrían ser parte de prontuario delictual, dicen que fue expulsado por utilización excesiva de violencia, por removido de su cargo hace ya diez años, desde entonces vivió en la misma dirección, rodeado de quienes tenia de colaboradores. No quisiera imaginar a este tipo como una amenaza, para mi misión, solo como uno que tengo que formar. La matricula de su auto corresponde a un modelo del 60’ a un chevi para ser exacto. Espere verlo al llegar al callejón pero no vi ninguno con esas características en frete del hotel, revise las patente de los vehículos que estaban aparcados en un rango de dos cuadras y ninguno pertenecía a él. Luego fui a por la calle trasera, cuando me pille con algo que perfectamente podría ser llamado una mutación automotriz, no soy gran conocedor de vehículos ni de motores pero esta era una maquina horrenda a parecer, el frontis es de un chevi 56’ ancho con los focos enorme a cada lado un juego inferior de luces sacada de alguna película de martes 13, con ese frete bajo casi a unos 15 cm del suelo, una yantas gruesas que al parecer pertenecían a un Hammer del ejercito los chevis de esos años tenían un parabrisas tan grande como el largo de un billete, el techo era evidentemente descapotable con evidentes retazos de basura sobre el, rajado en la superficie y evidencia que acababa de llegar a la ciudad, lo traía lleno de cajas y basura a mi parecer. La patente correspondía, pero al acercarme evidencie que tenía un juego de ellas, todas diferentes.

Entre al hotel donde había efectuado la última transacción, me respondieron de mala manera, como si fuera un policía, creo que mi apariencia era reveladora que no pertenecía a ese lugar, lo que aun no sabia era lo importante que seria ese lugar para mi futuro, pero eso más tarde.

Uno de los guardias comenzó a sacarme del lugar, hubiese sacado mi arma, peor para mí hubiese sido el tipo de la barra sujetaba por debajo del mesón una mata osos, una punto 50’. Me retire mientras me sacaban del lugar divise a quien llevaba buscando hace ya bastante tiempo, en el fondo de la fila estaba él. Entonces hice tiempo, y acudí a lo que sabia hacer, mentir.

Encendí un cigarrillo con la mano temblorosa, el guardia insistió en que me marchara. Decía que debía retirar mi rostro a más de una milla de distancia del lugar. Dije que mi sistema métrico tenía metros y que no sabia cuanto era una milla. Entonces hablo de leguas, dije que mar no se mucho y se habla en metáforas nunca fui bueno para las expresiones artísticas. Mientras llevaba el cigarro a la boca, tomo mi mano la giro y aplico un llave al brazo, me queje del dolor, fue cuando me deslice un poco por entre sus piernas y girando la cadera de arroje al guardia por sobre mi, el golpe que esté recibió no le permitió levantarse. Mientras vi como se acercaba el tipo de la barra con su arma hacia mi, grandulón es tropeo mi ropa así que me quite el abrigo mientras corrí a ponerme lo mas cerca del cantinero, saque mis dos 45 y las apunte a su cabeza sin titubear. Gritando que no quería tener problemas, diciendo que buscaba a mi compañero, el que manejaba ese horrendo automóvil. Creo que el cantinero pensó bien las cosas, y tuvimos una conversación amena. Entro a la barra hablo con un tipo y salió, dejándome entrar.

Llevaba la fotografía de mi compañero para identificarle, entre bien entrada la noche, le vi salir de una de las puestas del baño y dirigirse a una mesa del fondo. Seguí su rastro y me apure el paso entre las mesas, pase por la barra raudamente, pero un viejo me sujeto del abrigo y me sentó de golpe en la barra, gire para verle peor ya no estaba. Incluso parte del bar hacia donde se había dirigido ya no estaban hay, entonces tome mi fotografía y juro que creía lo que sucedía el viejo seria mi colega, aunque estoy seguro que el tipo de la fotografía hace un instante era otro. El cantinero me sirvió lo mismo que a mi compañero, que se negaba a mirarme, tenía esa fría mirada de repudio hacia mi juventud. Me ve como un estorbo, era sin lugar un hombre extraño, sin decirme una palabra sentí que me ordenaba a servirme una serie de coctel etílicos que pidió, esperando que callera y lo dejara libre. Le veo sabiendo que es de eso que trabaja solo, que ha perdido ya bastantes compañeros. Pero era cuando trabajaba para la policía le decía, ahora trabajas para los MR. Entrego en sus manos el folleto de la institución y el contrato que debe firmar para que este en la institución.

No me presta la más mínima atención, tiene su baso en la mano con tres hielos y bebe whisky como si este viniese en garrafas. Hace como si mirara mi rostro, pero es evidente que ve por le espejo que esta tras de mi a la muchacha que baja por las escaleras. Se acerco con cierta familiaridad, saco un cigarrillo de la cajetilla de él me arroja uno, me niego a el. Pero mi compañero me ve con odio, como si rechazarlo fuese un desaire. Lo llevo a mi boca e intento encenderlo cuando ella enciende el mío, y él a ella, quedando mi llama encendida sin cigarrillo. El tabaco negro siempre lo he encontrado un poco fuerte para mí.

Saco una tarjeta de MR claramente no se cambiaba de ropa hace bastante o traía la tarjeta para poder orientarse – aun así se perdió – ella cogió un lápiz del aparador escribió una dirección, pero cuando mi compañero llevo la tarjeta a su bolsillo de regreso esta decía “mátalos a todos, con amor XIXI” era una nueva forma de decir te amo o esto no iba bien desde un principio. Cuando ella se marcho, atravesó la barra y siguió de largo hasta donde hace un rato no había más que una muralla, pero ahora es una extensión del maldito bar. Entonces me percate que ya eran bastante tiempo el que llevábamos en ese lugar. Mi teléfono no tiene señal y no sale nadie del bar, mi compañero se cuida de siempre llevar su copa llena, pero de alguna manera este después de estas copas su barba había desaparecido al igual que sus canas. Definitivamente algo no andaba bien, no se bien lo que esta pasando, si solo he bebida un par de copas y solo he comido de los frutos secos que tienen para picar.

Solo se que gire mi cabeza en mil doscientos grados y todo comenzó a girar el bar cambiaba de forma y la gente relucía como terciopelo al sol. Entonces, tome mis folletos y me sacudí las arañas que subían por mi abrigo, me vi desnudo, pero no me preocupo mas que el burro que serbia las copas. Mi compañero pidió oxigeno para mi cuando me comencé a poner de colores. Y digo; dos hileras de oxigeno por favor, inhalé hasta el fondo. Y como un relámpago vi a quien perseguía levantarse a duras penas con un cómplice, el viejo ya no estaba a mi lado derecho, se había cambiado al otro lado. Me brindo unas palabras de apoyo diciendo; muchacho, este es un bar-dicto – un bar para drogadictos – estamos muy lejos de casa acá la ley es la de ellos. No podemos hacer mucho por tu caso, si quieres te llevo a casa, adelántate pagare al cuenta y te seguiré.

Me adelante, salude al portero, y vi un robusto tipo, luego mire a mi compañero quien se atasco en la puerta con mis sospechosos, daría lo mismo, no estaba en condiciones de seguir a nadie. Cerré los ojos, y de pronto íbamos por la avenida principal tan rápido que todo se veía a rayas, en mis piernas una caja, la cogí y la arroje en la parte posterior del automóvil donde iba. Seguimos de largo un par de cuadras siguiendo a no se quien, me serví un poco mas de aire. Cuando un zumbido en mi cabeza marcaba la velocidad a la que nos movíamos, entonces pude ver el marcador y a mi colega, era borroso todo aun. Me dijo entonces, te serviste una dosis recargada de alucinógenos secos en su máximo punto, era como matar a un quintal de Hippies. Desde mezcalina en cactus secos hasta la maravilla de los hongos del mundo de Alicia, Samanta te sirvió uno de mis cigarrillos turcos que llevan opio y un poco de marihuana afgana. Muchacho estas ahora con la nariz sumida en mi bolsa de cocaína. Me dio un golpe, y estornude sobre ella, y el vidrio de enfrente – que rayos sucede – miro nuevamente el marcador y mi compañero me indica que delante va el sospechoso, este es un viejo maestro de las artes de la destrucción. Cuando asumo que vamos a 210 kilómetros por horas por una calle de limite 90 abrí la puerta para vomitar, pero no llevaba cinturón y mi cuerpo salió despedido del lugar.

La cocaína que llevaba en mi cuerpo mi hicieron levantarme y correr a ver, mi compañero había estrellado su vehículo, corrí mas rápido que nunca. Se escucharon unos disparos, fue cuando saque mis 45 y dispare a matar. Cuando llegue, el viejo había controlado la situación y tenia a Ferguson en custodia.

Pude ver in situ la eficiencia que un automóvil modificado con una delantera de un chevi reforzado, desmantelo el vehículo de aluminio y los izo al cielo. Volcó un auto sin que el de él sufriera mayores daños. Solo atino a decir – viejo, bienvenido a MR – a lo que él me sacaría de dudas, solo para dejarme en otras mas grandes. Mandril Rabioso tiene el privilegio de tenerme ¿Cómo te llamas muchacho?

Me llamo…

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