20110405

CAPITULO VI

CAPITULO VI

Segunda era del kaos

<< era el hombre preso de la lógica aristotélica, entrampado en sus antropomorfismos, en su causas y efectos redundantes y absurdos. Caducaron la humanidad en reduccionismos humanistas, el sin sentido de la naturaleza y las propiedades místicas quedaron en museos y la mentes de locos poetas y románticos añejados en brandi y Martini. La desesperada ambición por alcanzar el espacio logro desvincular por completo al hombre del hombre. La marchita visión del “hombre lobo del hombre” ya no hacia eco en la mente de aquellos que afanados permutaron su humanidad por el lucro y le trabajo. Trisas quedaron aquellos dictamines del trabajos los hará libre, pues al borde la decadencia humana, los pueblos encaminaron sus fuerzas en condenar a los caídos a la olvido y a la resistencia humana tan solo a confinarlos a la ardua labor de la esclavitud.

En la conciencia de los hombres valores y conceptos tales como la humildad, el honor y la libertad, fueron opacados por racionalización tales como la democracia o la igualdad, luego remplazados por el desarrollo y el progresismo. Sin embargo a pesar que al comienzo de la segunda era del Kaos ya no quedaba nada de los hombres mas allá de su recuerdo en fabulas infantiles, las tropas armadas con cuerpos humanos seguían su labor, en lo alto y lejano del cielo como en los profundo y tortuoso de la tierra. Sin pensarlo, el hombre plasmo su humanidad de la única forma que ha sabido hacerlo, externalizando su ser y plasmarlo en sus construcciones y desconstrucciones. El hombre olvido al hombre y en el camino solo rastro de el quedaron. Como las piedras del valle de la muerte intento arrastras su peso cuesta arriba, contra toda probabilidad, no solo abandonó lo que lo hace ser, si no más. Hordas de huesos fueron causantes de las principales obras que mantuvieron el paso del hombre por la tierra. Estas figuras no solo de veían desde el cielo, sino qué perduraron en los recuerdos que aquellos que abandonaron este planeta y en ello le dejaron a la deriva de cuervos y víboras. Sin más, el último monumento no se vería desde el espacio, sino que estaría en él. El precio por él fue el mas alto que la historia tenga registros, su valor fue superior al de las vidas que le dieron forma y al de los hombres que le dieron vida. >>

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