20110405

Kurilintraba el regreso a casa

El Dominio de la conciencia

Hacia mi destino como de costumbre, el que me comunicaba por vía férrea, con un paisaje y un tiempo detenido y dibujado tras el cristal de mi ventanilla.

Se me era fácil distinguir épocas pasadas y los juegos del tiempo, como hacían estos para decorar y modificar el paisaje, dejando sus huellas en el oxido de los puentes y en las casa que salían de relieve del camino, alguna enterradas y parrones que sujetados por sus frutos parecían venirse al suelo.

Las horas no parecían pasar en este rincón del mundo, la gente era siempre la misma gente y como siempre ocupaban los mismos asientos del tren, hablaban de una y otra cosa, de esas cosa que suelen ser olvidadas con facilidad

Las horas no parecían pasar en este rincón del mundo, la gente era siempre la misma gente y como siempre ocupaban los mismos asientos del tren, hablaban de las mismas cosas de siempre. Algo que nunca me causo mucho interés. Creo que nunca me gusto vivir estar las mismas cosas de siempre. Algo que nunca me causo mucho interés. Creo que nunca me gusto vivir o el hecho de estar vivo, jamás me sentí cómodo ni satisfecho con lo que me tocaba hacer o disfrutar, mientras por otra parte la gente nunca me fue de mucho agrado.

Siempre fui feliz en mis cuatro paredes – feliz cada vez que negaba al sol que celosamente me buscaba tras las cortinas que permanecían eternamente cerradas, amurallándome en mi solipsismo prematuro. En mi fatiga de la vida y en mis mil intentos por suicidarme. Esta maldita vida me quiere para algo, que no entiendo, por ello me mantiene vivo una y otra vez. Soy feliz en las noches con mis botellas de algo fuerte con bastante humo en la cabeza para echar al viento, ahogándome en mi propia felicidad eterna, al de mis gustillos y fascinaciones poco ortodoxas.

Creo que siempre he escrito, incluso ahora antes de morir nuevamente, he narrado o sintetizado las detenciones del tiempo frete a mis ojos, quizás como una especie de mandato universal cósmico de tener que narrar lo que nos sucede, como buscando entenderse a si mismo a través de la escritura. Buscando esa palabra que identifique quienes son, en el enmarañamiento de líneas y letras lanzadas al azar sobre pales, teclados o lanzadas al viento.

No recuerdo mucho mas de esa vida, hay cosa que siempre recordar – como los viajes en tren – aun logro cobijar en mis recuerdos imágenes fugases de aquellos días, el rio por ejemplo que acompañaba todo el trayecto, el juego de cadenas montañosas que en veces parecían mucho más que eso. Techumbres que se escapaban entre los arboles y pantanos. Había puntos que me seguían por el aire y por la tierra. No recuerdo claramente como se les llamaba a esas cosas por esos años. Aunque hay uno en particular que recuerdo bien su nombre, debo haber tenido varios encuentro con esta al parecer - moscas – creo que le decían a este espécimen tan particular, aunque no entiendo porque tengo mas bien esta imagen en mente que otros especímenes mas llamativo.

- ¡No puedo recordar, por más que lo intente!

- ¡inténtelo!

- Es que tengo confusiones con las otras veces que he estado en esa época. Señor.

- Quiere decirnos que tiene información que no ha sido entrega por completo a la orden.

- No, no es eso lo que intento decir.

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